Cuñaoo, después de problemas técnicos (un requiem por mi mac) y un parón otoñal, tengo bastante material posteable que espero ir subiendo poco a poco, pero voy a empezar por la cena de ayer.
He de decir que en Donosti estos días llueve como si no hubiera un mañana, y la verdad es que apetece salir entre poco o nada.. pero por aquéllo de obligarse un poco a estirar las piernas, nos fuimos a un sitio que llevábamos desde que abrieron "esquivando".
Si ! has leído bien; esquivando!! porque a priori, ir a "lamadame" es casi un acto social de altas alcurnias y con toque "repijo" o por lo menos esa es la fama que se ha ganado en la city. El sitio es una mezcla entre coctelería, ahora veo que lo llaman cervecería, he oído que era un gastronosequé, el cocinero debe ser famosete llegado directamente de Nueva York, también va de rollo brunch de fin de semana y para completar el concepto del sitio, también tiene zona lounge.
La verdad es que el sitio es totalmente distinto a todo lo que hay en San Sebastián, que por otra parte, siempre es de agradecer.
Tanto la decoración, como el ambiente que han creado es muy diferente a los restaurantes de Donosti. La mayoría están en los dos polos opuestos, lo tradicional o la vanguardia, pero este está en otro lado distinto, en un punto que te hace sentir que ni siquiera estás en Donosti. Me imagino que las ideas cosmopolitas del chef algo habrán tenido que ver en este tema, y que aparte de un buen chef, también es un buen hostelero.
Como era cena tampoco queríamos grandes cosas, pero si fuimos un poco condicionados porque lo que es famoso del lugar es la hamburguesa, que la llaman "gilda"
Bueno, pues por llevar la contraria al cerebro, ni el consorte ni yo la pedimos, así que igual tenemos que volver a probarla.
Yo me pedí un plato de presa de ibérico con agridulce de calabaza, avellanas e hinojo asado.
Un escándalo, cuñao... todos nuestros prejuicios a freir monas... está delicioso, mezcla de sabores, la presa en su punto.. una pasada.
El consorte se pidió orechiette con pesto de salchichón ibérico, chiles (minipunto picante) y manchego curado. Uf... me entra la risa de acordarme, porque probé un poco pero se me iba el tenedor al plato ajeno. Otra pasada.
Estábamos bastante bien, pero no nos resistimos a una tarta de queso con helado de amaretto, que estaba de levantar la boina.
Ya ves cuñao, la cena fue deliciosa. La regamos con un verdejo, pero lo que si me pareció subido de tono era la carta de vinos. Los precios eran bastante desorbitados, así que si no cuidas un poco el tema del vino la factura se te puede ir a niveles estratosféricos.
He de decir, que hay mucha variedad en total: hay cervezas internacionales, locales, cavas, champanes, y un largo etc. de todo lo demás
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