Dicho y hecho, allí que nos plantamos, y qué bien comimos... como siempre vamos. Digamos que la comida japonesa tiene su parecido al Chino, pero mucho (muchísimo diría yo) más fina y delicada. Y para nada todo es Sushi (que por supuesto hay y para mi sorpresa está muy bueno), al contrario verás que no hay nada que se mueva en los platos, jeje. Además comimos con palillos como no puede ser de otra manera, pero aunque hay que aprender todo se deja comer muy bien con los palillos y no como en otros sitios donde te los ponen más de adorno que otra cosa.
Para empezar pedimos unos rollitos, que no son los del Tsi-Tao de San Sebastián, pero son muy parecidos. No te ponen la hoja de menta para enrollar con la lechuga pero bueno como últimamente allí o tampoco te la ponen o es anecdótica pues no hay mucha diferencia realmente. La salsa además es perfecta para el rollito. Buenísimo...
Cómo ir a un oriental y no pedir arroz, eso sí no tiene nada que ver con un arroz de un Chino, que están muy buenos normalmente, pero este es muchísimo más fino. Tiene muchas cosas, no se queda en las "tres delicias", y tiene una mezcla de sabores donde destaca pero sin molestar el aceite de sésamo tostado que le da un toque increible. El cocinero sabe lo que hace vamos. Y por supuesto ¡¡también se come con palillos!!...
Tempura. De verduras con langostinos (que no sé qué tamaño tenían, enormes) y pescado. En fin, aquí es donde se nota que el cocinero no está manco precisamente. Aunque como otras tempuras parece que todo es un mazacote cuando vas con los palillos pensando que tendrás que romper todo te encuentras que cada pieza está frita perfectamente individual... Sólo eso ya dice mucho, y el rebozado simplemente perfecto, vamos que ni por casualidad lo haces así en casa...
Y una brocheta de pollo Yakitori. La salsa que ves es una especie de caramelo de soja que le daba un sabor espectacular a todo. Además cuando se enfrió quedó efectivamente como un caramelo más duro, y hasta cogiéndolo con los palillos estaba buenísimo, en este caso literalmente para chupar el plato...
Aún pidiendo así platos sueltos de carta acabamos llenos, y sobró algo de comida (que si no les dices nada no te molestan, porque piensan que no has acabado, les extraña que te dejes algo...), así que no pedimos ni siquiera postre. Pero de todas maneras estuvo bien, te quedas lleno pero no exagerado como acabas con el menú. Todo, dos personas y bebidas, por 23 euros que está muy bien y de carta.
Si hay que poner algún pero, en el pollo de las brochetas nos encontramos algún trozo con pequeños huesos y cartílagos. Y en la tempura el pescado tenía la piel. Vamos, no es algo tremendamente importante dependiendo de lo tiquismiquis que seas, pero la verdad sorprende que siendo tan cuidadosos y estando tan bien cocinado todo se dejen detalles como esos. Claro, en realidad no conozco las costumbres japonesas, y a lo mejor allí es normal ese tipo de cosas (como son los japoneses vete a saber) pero que si las sopesamos con un criterio de costumbres occidentales pues la verdad es raro. De todas maneras esto es un japonés a precio del bar de la esquina, y menos incluso, así que ¿cómo le tenemos en cuenta eso, como si estuviésemos en un restaurante de alta cocina o como en el bar? La verdad es que no lo sé.
De todas maneras, es indudable que la comida es buenísima a pesar de esos detalles, y por ese precio poca objeción se le puede poner.